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Cuando, el pasado miércoles, el astronauta estadounidense de origen salvadoreño Frank Rubio tocó tierra en la estepa de Kazajistán junto a sus compañeros rusos Serguéi Prokopiev y Dmitri Petelin, rompió el récord de estadía en el espacio.

Casi 371 días transcurrieron desde que Rubio “dejó el planeta” (en realidad fueron 370 días, 21 horas y 22 minutos), una cantidad que nunca se había dado y que superó al anterior récord de 355 días logrado por el estadounidense Mark Vande Hei.

Ese lapso de tiempo récord, en realidad, estaba previsto para ser mucho menor. En concreto, Frank Rubio debía estar en viaje por el espacio alrededor de la mitad del tiempo que estuvo. ¿Qué pasó, entonces? Un desperfecto en su nave (una filtración) obligó a los astronautas a esperar una “nave suplente” para poder volver a la tierra.

Tras salir de la cápsula Soyuz MS-23 que lo devolvió al planeta, Rubio, de 47 años, dijo que “es bueno estar en casa”. El propio astronauta dijo que, a pesar de varios altibajos emocionales, tuvo una actitud positiva. Su principal preocupación era el tiempo que pasaría lejos de su familia, con la cual ya pudo reencontrarse.

Este hito lo convierte, por supuesto, en el primer estadounidense en pasar todo un año completo en órbita, y también en la primera personas de origen salvadoreño en viajar al espacio.

Más allá de la noticia de este récord, el protagonista de la historia dijo en entrevista con CNN que, de haber sabido que tendría que pasar esa cantidad de tiempo fuera de casa, “probablemente habría declinado”. “Se debe a las cosas familiares que estaban pasando este último año. Si hubiera sabido que tendría que perderme esos acontecimientos tan importantes, simplemente habría tenido que decir: ‘gracias, pero no, gracias’”.