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Buenos Aires pide liberar actividades mientras ruega por camas en Rosario

En su limbo paralelo,  los medios y periodistas porteños y bonaerenses, en general, no paran de quejarse de la cuarentena, llamándola la más larga del mundo

La provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires concentran el foco de contagios del coronavirus en Argentina. Entre el 90 y 95 por ciento de los casos que se detectan todos los días, corresponden a estas áreas geográficas de la Argentina.

Mucho antes que otros distritos que tienen una tasa de contagios casi nula como Santa Fe o Entre Ríos, decidieron hacer salidas recreativas y ahora apuestan a permitir salir a correr o comprar indumentaria en locales comerciales in situ. Pero esto, es sólo una muestra del egocentrismo exacerbado que pone en riesgo la salud de todo el país.

Los casos de contagios son tan altos, que ya hay conversaciones (más bien pedidos desesperados) de las autoridades del Gobierno de Buenos Aires solicitando utilizar camas en hospitales o en otros centros sanitarios de Rosario y la provincia de Santa Fe.

Ya el sólo hecho de tener fronteras semi abiertas, con camiones que ingresan y viajantes que van y vienen, ha provocado que los únicos casos detectados en la provincia en las últimas dos semanas, tuvieron relación con personas que venían de Buenos Aires.

Sin embargo, en su limbo paralelo, en su burbuja temporal y en su realismo mágico, los medios y periodistas porteños y bonaerenses, en general, no paran de quejarse del confinamiento y cuarentena, llamándola la más larga del mundo.

Mientras lo escucho a Marcelo Longobardi “chillando cuan nene caprichoso” de que la cuarentena es un experimento, recuerdo cómo si fuera hoy, cuando la crisis de 2001 y 2002 destrozó la economía, nos llamaban a los rosarinos “comegatos”. ¿Qué tendríamos que decir nosotros?

En estos tiempos, en donde todos tenemos que estar unidos, alguna vez, esa mentalidad egocéntrica y reduccionista, debería ser reemplazada por pensar en el otro. En que hay millones (35 millones más) de argentinos que nos merecemos ser cuidados.

Si hay que quedarse en casa, hay que quedarse en casa. Y si no hay que salir a correr, no hay que salir a correr. Peor sería vivir una situación dramática como la de Brasil o Estados Unidos.

Por eso, resulta extraño estos ruegos de Buenos Aires por liberar actividades, pero clamar (en privado y extremo secreto) por camas en Rosario. Axel Kicillof al que se lo ha criticado (con razón o no por su gestión en la administración de Cristina Fernández de Kirchner), parece mucho más razonable que Horacio Rodríguez Larreta, que lejos de pensar en la salud de todos los ciudadanos argentinos, está más preocupado por la frivolidad de salir a correr y pide poner fin al aislamiento, mientras juegan a poner permisos con códigos QR que en la práctica no sirven para controlar nada.

Como decía Almafuerte, “la verdad palpita a flor de las cosas. Y para dar con ella, no necesitamos ni barrenos ni drogas ni dinamitas. Nos hace falta un buen sentido y una mediana serenidad de espíritu de los hombres y de los hechos”.

Buen sentido y serenidad de espíritu. Ni más, ni menos.

Imágenes por: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires