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En medio de la reciente ola de calor que azotó al país, Carlos Ferreyra, médico especializado en epidemiología ambiental y exconsultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en clima, salud y ambiente, destaca la urgente necesidad de desarrollar una estrategia clara para hacer frente al creciente problema del calor extremo en Argentina. A pesar de los graves riesgos para la salud que representa, señala la falta de acción por parte de las autoridades y la sociedad en general.

Según Ferreyra, el país carece de un sistema de información epidemiológica robusto que permita entender y abordar adecuadamente los impactos del calor extremo en la población. Esta falta de datos precisos lleva a una ineficiencia en la respuesta ante situaciones de emergencia relacionadas con el calor, lo que puede resultar en un mayor riesgo para grupos vulnerables como adultos mayores, embarazadas y personas con enfermedades crónicas.

El experto advierte que el calor extremo no solo representa un problema de salud pública, sino que también tiene graves consecuencias económicas y sociales. A medida que el cambio climático intensifica estos fenómenos, se espera que aumenten los casos de enfermedades relacionadas con el calor, así como los impactos en la producción de alimentos y la capacidad productiva en general.

Ferreyra destaca la importancia de desarrollar planes de acción a nivel local, teniendo en cuenta las características específicas de cada región. Subraya la necesidad de proporcionar información oportuna a la sociedad sobre los riesgos del calor extremo y las medidas preventivas que pueden tomar. Además, resalta la importancia de capacitar al personal de salud y otros profesionales en el manejo de situaciones relacionadas con el calor extremo.

En conclusión, el llamado de Ferreyra es claro: Argentina necesita actualizar urgentemente su respuesta al calor extremo, implementando medidas de prevención, capacitación y coordinación a nivel nacional y local. Solo así podrá hacer frente a este desafío climático que amenaza con convertirse en un problema gravísimo en la próxima década.