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Este domingo por la noche, a pesar de que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) había dicho lo contrario, comenzó la cancelación de vuelos hacia Argentina tras las nuevas restricciones implementadas por la administración del presidente Alberto Fernández.

Tal como publicó CONOCEDORES.com®, la revista de viajes más leída de Latinoamérica, se prevé que durante julio haya unas 40 mil personas que tendrán su regreso demorado sin una fecha cierta de retorno.

La razón de que los argentinos queden varados en el exterior son varias. Por un lado, primero el gobierno autorizó en junio muchos vuelos y sumó frecuencias, incluyendo los de Aerolíneas Argentinas, aerolínea que promociona su retorno a Nueva York, por lo que viajaron muchas personas.

En segundo lugar, que sólo puedan ingresar 600 personas por día (es decir, un promedio de dos aviones) no alcanzará para abastacer la demanda de vuelos de regreso.

Y en tercer lugar, la ANAC aún no autorizó los vuelos de julio, con la excepción de Aerolíneas Argentinas, al menos hasta los primeros días del mes.

Con las nuevas restricciones, supuestamente para evitar la llegada de la variante Delta al país, se da una situación extraña. Mientras se restringe el ingreso de viajeros con cuatro controles (test PCR antes de abordar, test rápido al llegar a Ezeiza, cuarentena de siete días y un nuevo test PCR al séptimo día), por otro, miles de camioneros siguen ingresando desde los países limítrofes, todos complicados por el brote del COVID-19, sin ningún tipo de control. Son más los choferes que ingresan por tierra sin controles ni tests ni cuarentena, que los viajeros que llegan por aire controlados (y en muchos casos, vacunados).

Por ahora, ya comenzaron a cancelarse los vuelos. Y el panorama para julio no será el mejor.