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Los aumentos exponenciales, sumados al deterioro del poder adquisitivo, han generado preocupación en diversos ámbitos, anticipando desafíos socioeconómicos significativos para el futuro cercano ante una inflación sin limite.

La economía argentina se sumerge en una dinámica inflacionaria vertiginosa, marcando un comienzo de año desafiante para los ciudadanos. El impacto se refleja en incrementos significativos en áreas clave, desde transporte hasta salud y alimentos, configurando una alarmante preocupación económica y social.

El transporte ha experimentado un aumento del 31,7%, principalmente atribuido al drástico alza en los precios de los combustibles, especialmente las naftas. Esta escalada, precedida por múltiples incrementos en diciembre, sugiere futuros ajustes que podrían mantener una tendencia alcista.

En el rubro de la salud, el alza del 25,8% se ha materializado tanto en los planes de las prepagas como en los medicamentos. La desregulación de los planes de prepagas ha generado incrementos alarmantes, incluso contemplando un posible aumento adicional del 30% en febrero. Por su parte, los medicamentos experimentaron aumentos desproporcionados, con alzas promedio del 90% entre noviembre y diciembre.

Las comunicaciones no han sido ajenas a este escenario de inflación, registrando un incremento del 25% debido a la desregulación del sector y alzas en los equipos. Mientras tanto, alimentos y bebidas se han visto afectados con un 24,6% de aumento, atribuido al salto cambiario y el abandono del programa Precios Justos.

Nicolás Trotta, desde la UMET, destacó que, en la política económica actual, el salario de los trabajadores parece ser el único precio que no está reprimido. Esto cobra relevancia dado que el salario real en el sector privado registrado se encuentra en niveles mínimos en 18 años, lo que podría desencadenar consecuencias a largo plazo si no hay una recomposición salarial.

El sector tabacalero también anunció un aumento significativo del 300% en los precios. Esta aceleración inflacionaria refleja un impacto del 24,3% en la canasta de los trabajadores en diciembre, tras la devaluación del peso y la desregulación de precios. La sociedad se encuentra ante un escenario preocupante, con una inflación del 207,7% en el 2023, entre las más altas de la historia argentina.

La incertidumbre recae en el futuro económico y social. Los aumentos en telefonía móvil, internet y televisión por cable, el transporte público, taxis, gasolina y otros servicios se han convertido en una carga adicional para los ciudadanos. La pérdida del poder adquisitivo y la suba constante de precios podrían intensificar los desafíos socioeconómicos si no se aplican medidas correctivas. Esta situación, de no encontrar una pronta solución, podría llevar a una grave crisis que afectaría a la mayoría de la población.