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Entre los varios proyectos que existen a nivel mundial de ciudades flotantes, uno de los que más destaca en la actualidad es Oceanix Busan, una urbe que se emplazaría sobre aguas cercanas a la ciudad costera de Busán, en Corea del Sur, y en la que podrían llegar a vivir 10.000 personas.

El auge de este tipo de proyectos (hay otros en New York y Arabia Saudita) tiene una explicación más que clara: el nivel del mar a nivel mundial subió 20 centímetros en promedio desde 1880, el 20% de la población mundial vive a menos de 100 kilómetros de una costa y el 90% de las grandes ciudades del planeta son vulnerables a este fenómeno. Además, entre 1993 y 2015, el riesgo de inundaciones subió casi un 50% en el mundo y se estima que, para 2050, podrían inundarse anualmente áreas en las que viven unos 300 millones de personas.

Así las cosas, Oceanix Busan aparece como un prototipo de ciudad flotante que se puede adaptar al nivel de su mar para albergar a víctimas de estas circunstancias que afronta la Tierra.

En Busán apuntan a que el proyecto esté listo para 2030, año en el cual la ciudad coreana podría recibir a la Expo Mundial (compite por ser sede contra Roma, Odesa y Riyadh). Por eso, su construcción se llevaría a cabo entre 2025 y 2028.

Pero, ¿por qué la ciudad se lanzó a semejante odisea? Estamos hablando de la mayor ciudad portuaria del país, sitio en el que también tiene una gran sede la compañía tecnológica Samsung, generadora del 20% del PBI nacional. Por ese motivo, el país planea invertir U$S 5.730 millones para la obra, cuyo primer paso sería remodelar el Puerto Norte local.

Concretamente, Oceanix Busan tendrá una superficie de 60.000 M2 conformados por tres módulos hexagonales. Allí se instalarán, inicialmente, 900 personas, de las cuales 300 formarán parte de una investigación piloto para determinar si el sitio es habitable y sostenible. Para ese objetivo, se controlarán la energía consumida, los residuos generados y la posibilidad de reciclaje de los mismos. En caso de que los resultados sean positivos, se estima que allí podrían llegar a vivir 10.000 personas.

Esas tres plataformas que estarán sobre el agua, tendrán conexión con la tierra a través de puentes.

La empresa que encabeza el proyecto imagina un lugar de ensueño: energías renovables, vehículos eléctricos, agricultura urbana a base de plantas, sistemas de filtrado y recolección del agua, zonas de investigación, supermercados y hasta callejones con vendedores locales de alimentos, artesanías y librerías.

Todavía no se dio a conocer el valor estimado de la obra ni los permisos que será necesario tener. Algunas estimaciones apuntan a una inversión de U$S 600 millones.