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Este es un mes especial para aquellas personas que no consumen alimentos derivados de animales, ya que cada 1 de noviembre se celebra el Día Mundial del Veganismo, instaurado en 1944, cuando se fundó en Estados Unidos “The Vegan Society”. Variadas investigaciones aseguran que un 5% de la población mundial actual es vegetariana o vegana y la Unión Vegana Argentina acaba de confirmar que, en nuestro país, ese porcentaje llega al 12%, siendo los más jóvenes quienes más interés están mostrando en este fenómeno. Ante esta situación, muchísimas empresas del mundo gastronómico están atentas a este cambio de hábitos y comienzan a llevar una parte de su producción hacia ese lado. Y no sólo sucede con los alimentos, sino también con las bebidas, como es el caso de los vinos para veganos.

Si prestás atención, seguramente verás en las góndolas de los supermercados o vinotecas de tu ciudad botellas de vino con un sello que dice “apto vegano”. La pregunta que surge inmediatamente es obvia: ¿cómo puede ser que un producto hecho a base de una fruta como la uva, necesite aclarar eso? Bueno, hay algunos insumos que se usan para crear vinos, que provienen de animales.

Concretamente, una vez fermentado el líquido, llega la hora del proceso conocido como “clarificación”. Para esto, antiguamente se usaba la ictiocola, una sustancia sacada de los pescados. Más acá en el tiempo, algunas bodegas siguen utilizando caseinato, derivado de los lácteos, u ovoalbúmina, que viene de los huevos. En conclusión, los vinos que usan esos productos en su fabricación, no podrían ser consumidos por veganos.

Ese proceso de clarificación es necesario ya que, luego de la fermentación, quedan dentro del vino compuestos que no se pueden filtrar con la decantación y quedan flotando en el líquido, lo que le puede darle un aspecto turbio a la bebida, principalmente en el caso de los blancos. ¿Esto perjudica la calidad del producto final? Los enólogos aseguran que no, pero el procedimiento se realiza de igual manera por cuestiones estéticas.

Dicho todo esto, las bodegas comenzaron a buscar alternativas para mantener sus botellas visualmente bien presentadas y a la vez tener vinos aptos para veganos. En esa búsqueda, aparece la bentonita, una especie de arcilla utilizada mayormente en la producción de variedades blancas, que solucionaría el problema.

Para el caso de los tintos, la clarificación se está realizando cada vez menos, dependiendo del enólogo. Aquellos que desean seguir haciendo el proceso, encontraron en la papa un clarificante natural.

Cómo asegurarse de que un vino es apto para veganos

Más allá de todos estos procedimientos, existen organismos que se dedican a chequear si realmente se cumple con lo que se anuncia.

En el país, la certificación más conocida es VEG Argentina, dependiente de LIAF Control. Esta entidad se encarga de auditar las bodegas y comprobar que no haya ninguna señal de productos derivados de animales en los vinos.

Internacionalmente, la más conocida es “Vegan”, promovida por The Vegan Society. En este caso, quienes quieran contar con su certificación, deben firmar una declaración jurada asegurando que sus botellas no contienen ninguna sustancia proveniente del mundo animal.