El empresario Eduardo Constantini invirtió US$ 25 M en obras de arte
Las nuevas obras forman parte de la colección personal del empresario, dueño del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba)
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Las nuevas obras forman parte de la colección personal del empresario, dueño del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba)
A contramano de la retracción que sufrió el mercado de obras de arte durante la pandemia, el empresario Eduardo Costantini, fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), invirtió en el último año 25 millones de dólares en la ampliación de su acervo coleccionista con la compra de 21 obras, entre las que se destacan “Omi Obini”, del artista cubano Wifredo Lam, y “Armonía (Autorretrato sugerente)”, de la mexicana Remedios Varo.
Ambas obras fueron adquiridas por Costantini en el marco de la primera subasta “livestream” de Sothebys, que se organizó en junio de 2020: la de Lam por US$ 9,6 millones y la de Varo por US$ 6,2 millones. Ambas piezas marcaron el precio máximo para cada artista.
En la misma subasta, el empresario y fundador del barrio cerrado Nordelta también compró “Autorretrato” (1951) de la poeta y pintora surrealista Alice Rahon y “Paisaje cubano” (1943) de Mario Carreño, figura de la vanguardia cubana junto a Lam, dos artistas que reimaginaron las innovaciones pictóricas modernas para representar la cultura de su propia tierra.
Las nuevas obras forman parte de la colección personal del empresario, dueño del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba).
“Es muy difícil que aparezcan en el mercado este tipo de obras superlativas y cuando lo hacen, intento comprarlas porque pueden pasar cincuenta años hasta volver a verlas”, explicó en un comunicado Costantini, quien sostiene una política consistente de coleccionismo desde hace cincuenta años.
Luego de esa operación, llegaron otras que también engrosarán el patrimonio artístico del fundador del Malba, esta vez centradas en la modernidad brasileña: la pintura “Urso” (1925) de Vicente do Rego Monteiro y la escultura “Tocadora de banjo” (1925), de Victor Brecheret. Ambos artistas participaron en la Semana de Arte Moderno, realizada en el Teatro Municipal de São Paulo en febrero de 1922. De formas sintéticas, Urso de Rego Monteiro muestra tanto el “estado de espíritu nacional” como el impulso hacia el “arte nuevo”.
También de Brasil se destacan entre las últimas adquisiciones piezas de Rubens Gerchman, “Elevador social” (1966), y de Antonio Dias, “Maquete para o meu espelho” 1964) y tres obras del poeta concreto Augusto de Campos: “Ojo por ojo”, “SS” y “El anti-ruido” creadas en 1964 y parte de la serie de los popcretos (1964-65).
La mayoría de estas adquisiciones estaban en colecciones privadas, fuera del circuito y no se exhibían públicamente desde hace más de 30 años. Sin embargo, a partir de esta incorporación se abre la posibilidad de exhibir estas obras en Buenos Aires y de concretar préstamos a otras instituciones internacionales.
Imágenes por: Cortesía