El Museo Casa Rosada cumple diez años
El museo de cinco mil metros cuadrados, está ubicado en el complejo histórico que conforman la Casa Rosada y la ex Aduana Taylor
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El museo de cinco mil metros cuadrados, está ubicado en el complejo histórico que conforman la Casa Rosada y la ex Aduana Taylor
Con una exposición titulada “Retratos presidenciales”, que incluye tanto pinturas al óleo como fotografías íntimas, comenzarán las celebraciones por el décimo aniversario de la reinauguración del Museo Casa Rosada el próximo 24 de mayo, institución que alberga 12 mil piezas en su colección, desde el tintero de Lola Mora y el Cadillac que perteneció a Juan Domingo Perón hasta el famoso mural “Ejercicio Plástico” del mexicano David Alfaro Siqueiros, como nave insignia.
Este museo de cinco mil metros cuadrados, ubicado en el complejo histórico que conforman la Casa Rosada y la ex Aduana Taylor, dedicado a narrar a través de su patrimonio la historia de los presidentes argentinos, celebra los diez años de su reinauguración con una nueva página web y la posibilidad de recorrer en 360° el impresionante mural que Siqueiros pintó en Argentina en 1933.
Bastones de mando, bandas presidenciales, juegos de té y retratos oficiales conforman este patrimonio de 200 años de historia, que desarrolla el perfil político y personal de los hombres y mujeres que ocuparon la Jefatura de Estado, junto a la exhibición de los objetos hallados durante las excavaciones arqueológicas en este complejo histórico de la ciudad.
La muestra de retratos presidenciales -puntapié inicial de las celebraciones- hilvanará en su recorrido desde los primeros retratos al óleo que inmortalizaban a los jefes de estado hasta las fotografías de estudio que antiguamente se realizaban en las casas más exclusivas de la calle Florida, para llegar a las contemporáneas imágenes del fotógrafo Víctor Bugge, evidenciando los modos en que la imagen presidencial se transformó a lo largo del tiempo.
Emplazada en el Patio de Maniobras, la exhibición incluirá además de pinturas al óleo, una serie de litografías, bustos, esculturas e imágenes provenientes del Archivo General de la Nación, que cedió en préstamo un conjunto de fotografías históricas de la antigua Casa Witcomb, tradicional estudio porteño. Se trata de retratos que responden a convenciones estéticas heredadas de la pintura al óleo, que resaltan el carácter institucional del cargo de Presidente, y que contrastan con las imágenes tomadas por Bugge, quien capturó con su lente el universo privado e íntimo de los mandatarios, en su labor como fotógrafo presidencial desde 1983.
Cerca de 300 mil personas visitan cada año -al menos, en tiempos prepandémicos- este museo "particular, atípico, que tiene como objetivo conservar todos aquellos objetos que han pertenecido a diferentes presidentes".
La exposición permanente se despliega a lo largo de las antiguas galerías de la Aduana Taylor (utilizada como sede para la jura y asunción de miembros del Gabinete nacional), con objetos, fotografías, pinturas y piezas de mobiliario asociados a los mandatarios argentinos como Santiago Derqui, Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín, Néstor Kirchner, entre otros.
Es imposible hablar del museo sin nombrar el famoso Cadillac presidencial, comprado por Perón en 1955, un automóvil con caja automática, un motor v8 y que puede desarrollar una velocidad de hasta 170 kilómetros por hora.
“El presidente Perón no logró usar ese coche porque en el medio sucedió el golpe de estado del 55. Pero sí fue utilizado por otros presidentes como Frondizi, Illia y Alfonsín. De todas maneras hoy está restaurado y podría ser utilizado por Alberto Fernández si en algún momento quisiera”, contaron desde el museo.
Entre los objetos curiosos se destaca también la jarra de Bartolomé Mitre, quien al cumplir 80 años -ya al frente del diario La Nación- encargó una serie de jarras que debían plasmar su rostro.
“En el museo poseemos la jarra de mayólica francesa esmaltada donde aparece su rostro registrado con muchísima veracidad. La característica de esta jarra es que exhibe una cicatriz muy importante que tenía Bartolomé Mitre, que solía esconder bajo su sombrero. Es un objeto muy interesante”, consigna la directora.
Luego de años de abandono y olvido, sumado al largo litigio judicial, la obra fue declarada en 2003, Bien de Interés Histórico Artístico Nacional, mediante un decreto presidencial, por lo que se pudo recuperar, restaurar -una tarea en la que trabajaron 40 expertos- y finalmente exhibir en todo su esplendor, desde su inauguración en 2010.
Imágenes por: Presidencia Argentina