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¿Es posible pensar en barcos eléctricos a futuro?

Expertos aseguran que los viajes navales contaminan más que los aéreos, pero fabricar barcos eléctricos tiene varios obstáculos

La Organización Marítima Internacional, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, recientemente se comprometió a reducir en un 40% las emisiones de carbono generadas por la industria naviera para el año 2030, elevando el porcentaje al 70% para 2050 (tomando como comparación la temporada 2008). Para este objetivo, sería imperioso que aumente la cantidad de barcos eléctricos. Pero, ¿cuán factible es eso? Veamos…

Además de achicar las emisiones de carbono, también se apunta, según el Acuerdo de París, a un 2050 con la mitad de los gases de efecto invernadero producidos por vehículos que viajan sobre el agua. Esto abarca a las emisiones de dióxido de carbono, óxido nitroso, metano y ozono, entre otros.

Hoy, según el Consejo Internacional de Transporte Limpio, un viaje en un crucero es peor para el ambiente que uno en avión: los barcos más grandes y eficientes emiten alrededor de 250 g CO2, mientas que los aviones más grandes y que hacen viajes más largos están entre los 10 g CO2 y los 130 g CO2. Esa gran diferencia se eleva más aún en los casos de los cruceros, que operan prácticamente como hoteles sobre el agua durante varios días consecutivos.

En resumen, la industria marítima está generando alrededor de 1.000 millones de toneladas de emisiones de carbono al año, es decir, entre el 2,5% y 3% del total del planeta. Como consecuencia, comenzaron hace años las especulaciones sobre cambios en las fuentes de energía.
Actualmente ya existen barcos eléctricos, pero solamente se usan en la categoría de “costeros”, es decir, aquellos que hacen distancias cortas y que tienen tierra cercana durante casi todo su trayecto.

El problema aparece con los transatlánticos que llevan miles de toneladas de mercadería o con los cruceros que recorren miles de kilómetros con cientos de pasajeros a bordos durante muchos días.

Algunos especialistas hablan de una mejora en la industria naviera a partir del uso del Gas Natural Licuado (GNL) como combustible. Es más: de acuerdo a la Universidad de Clarksons, el 50% de los nuevos cruceros se diseñan para moverse con este tipo de combustión. El problema es que los motores de estas embarcaciones tienen fugas de metano no quemado a la atmósfera.

Frente a este contexto, aparece finalmente la alternativa de los grandes barcos eléctricos. Como se dijo, el tamaño de los mismos y las distancias son las principales problemáticas para la transformación. De acuerdo a Elise Georgeff, investigadora del equipo de Marina de ICCT en declaraciones a Bloomberg Línea, las baterías “son fundamentales para impulsar la adopción de buques eléctricos en el segmento de los barcos más difíciles de electrificar”.

“Rutas más cortas = menos energía = menos baterías necesarias a bordo = mejor para los barcos más pequeños. Los sistemas eléctricos pueden ser una opción viable para el transporte marítimo de larga distancia, aunque se necesitan nuevas y más grandes inversiones para este fin. Si una embarcación requiere anclar en un muelle o terminal durante un período de tiempo, significa que existe una oportunidad de que ese barco no utilice sus motores, sino que se conecte a la red local y funcione con electricidad. Esto se llama energía en tierra o planchado en frío y es especialmente importante para los tipos de barcos que utilizan mucha energía mientras están anclados, como los cruceros)”, dice Georgeff.

Sin embargo, el principal problema, según la experta aparece en altamar: “dependiendo de la longitud de la ruta, lo más probable es que no sea posible que un barco funcione sólo con baterías. Aunque aquí es cuando hay que tener en cuenta que existen tecnologías complementarias que producen energía y pueden contribuir al ahorro de combustible, como la asistencia eólica”.

“A los buques oceánicos de largo recorrido, los vemos utilizando combustibles alternativos de origen renovable, como el hidrógeno verde o el amoníaco, que se utilizan dentro de las pilas de combustible para alimentar los buques”, finalizó la especialista.

Imágenes por: Cortesía