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Vivir más tiempo no garantiza una buena calidad de vida. Este artículo destaca cinco hábitos que aceleran el envejecimiento prematuro y alejan la posibilidad de un bienestar duradero.

Desde el impacto del sueño inadecuado hasta los peligros de la sobreexposición al sol, cada hábito influye en la salud y el envejecimiento prematuro.

Dormir Mal: La falta de descanso adecuado afecta la salud intestinal, desequilibra hormonas clave y contribuye al aumento del peso y la presión arterial. Un sueño reparador es esencial para un envejecimiento saludable.

Exceso de Sol: La sobreexposición a los rayos UV sin protección solar diaria causa el 80% de los signos prematuros de envejecimiento en la piel. El uso constante de protector solar es clave para prevenir manchas, arrugas y otros daños cutáneos.

Fumar y Beber Alcohol: Estos hábitos aceleran el envejecimiento y aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares, problemas urinarios y digestivos. El alcohol envejece, y tanto el tabaco como la marihuana afectan la salud pulmonar y cerebral.

Dietas Bajas en Fitonutrientes: Una alimentación rica en fitonutrientes, presentes en frutas, vegetales y granos enteros, está vinculada a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares e hipertensión. Evitar la “comida basura” es crucial para neutralizar los efectos negativos de otros hábitos tóxicos.

No Hidratarse: La deshidratación afecta el rendimiento cognitivo, la concentración y la memoria a largo plazo. Mantener un consumo regular de agua y prestar atención a signos de deshidratación son clave para prevenir el envejecimiento cerebral.

Además, un bonus clave:

Promover el Sedentarismo: La actividad física regular es vital para prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida. Evitar el sedentarismo y comprometerse con un ejercicio aeróbico y anaeróbico regular puede prolongar la longevidad.