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Impresión 3D de órganos: el futuro de la medicina ya llegó

En la búsqueda de dejar de depender de donantes, comenzaron a hacerse experimentos para llegar a la impresión 3D de órganos

Pocas situaciones deben ser más desesperantes que la espera por el donante de un órgano ante un problema de salud. Las listas de espera, la compatibilidad y la falta de personas que aceptan hacerlo son sólo algunos de los ítems que pueden terminar atentando contra la vida de una persona. Y también son, esos mismos, algunos de los motivos por los cuales se están comenzando a hacer experimentos para llegar a la impresión 3D de órganos.

Para darnos una idea de la injerencia que este desarrollo podría tener, basta con decir que, sólo en Argentina, hay en este momento casi 7.500 esperando un trasplante, mientras que sólo se realizaron 988 operaciones de este tipo y sólo 452 personas donaron sus órganos en lo que va de este año. La situación, de acuerdo a los organismos encargados del tema en todas partes del mundo, es similar en casi todos los países.

Frente a esto, hace algunos años comenzaron los primeros desarrollos en el campo de la bioimpresión, es decir, la impresión 3D de órganos vitales para seres humanos, los cuales incluyen estructuras de células y otros biomateriales.

Resumir en pocas palabras cómo se puede generar un órgano por fuera del cuerpo de un ser humano sería una falta de respeto al trabajo científico y médico. Sin embargo, sí pueden mencionarse el paso inicial del proceso: extraer células del receptor del órgano, las cuales son colocados en un recipiente junto con algunos nutrientes para lograr la expansión o reproducción. Concretamente, se busca la multiplicación celular.

El primer órgano creado artificialmente que se insertó en un humano fue una vejiga creada por el pionero en la materia Anthony Atala, un investigador y médico regenerativo peruano. Luego de crear el Instituto Wake Forest para Medicina Regenerativa, Atala desarrolló la vejiga bioimpresa en laboratorio y se la trasplantó a un paciente con espina bífida. Este profesional se encuentra actualmente trabajando en el desarrollo de riñones.

Otro especialista en el tema es Tal Dvir, director del centro de nanociencia y nanotecnología de la universidad de Tel Aviv. En 2019, presentó un corazón impreso en 3D hecho a partir de células humanas. Si bien lograr la colocación de un corazón impreso en 3D es el objetivo final, Dvir dice que hay otras metas intermedias, como “lograr hacer madurar los órganos impresos en el laboratorio para que podamos obtener un órgano completamente funcional y escalar desde (un corazón) del tamaño de un conejo hasta el tamaño de un humano”.

El israelí asegura que en el futuro cercano podrán fabricarse estructuras “simples” como huesos, cartílagos y piel. El médico asegura que este tipo de trasplantes podrían comenzar a realizarse “en 2 o 3 años”.

Imágenes por: Cortesía