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Mitos y verdades sobre los días de calor extremo

En estos días de tanto calor, no sabemos qué vestir para no padecerlo. Hay mitos y verdades acerca de los colores de uso más convenientes

Ante la sofocante presencia de los días de calor veraniego, portar ropas cómodas y frescas sin olvidar la estética es todo un tema. Popularmente se insta a hacer uso de ropas claras, de ser posible, de color blanco. Pero ¿siempre la llamada “sabiduría popular” es tan sabia? Muchas veces nos encontramos reproduciendo mitos, más que verdades. También ocurre con la ropa.

El problema es que hay dos teorías que se contradicen entre ellas.

  • La primera dice que debes vestir de blanco, ya que este color refleja la mayor parte de la luz, evitando que todo se caliente demasiado y te conviertas en un horno viviente.
  • La segunda teoría dice que debes vestir de negro, ya que este color evita que el cuerpo se caliente, y eso te mantendría más fresco que una camisa o una prenda blanca.

Arturo Quirantes, profesor de la Universidad de Granada, España y autor del blog de divulgación científica “El profe de Física”, explica  que “la gente tiene la idea de que la ropa blanca es mejor porque refleja la luz solar, mientras que la negra la absorbe y la transforma en calor, sin embargo, esta noción no toma en cuenta un factor importante: el hecho de que nuestro cuerpo también genera calor. Nosotros emitimos energía térmica. Si llevamos ropa blanca, el calor que emitimos rebota contra la tela y no puede salir. En cambio si la tela es negra, lo absorbe. Y si corre brisa, ésta se lleva el calor por convección, que es un mecanismo eficiente para mantenernos frescos”.

Y añade, para graficar, por qué los beduinos acostumbrados a vivir en el calor abrasador del desierto, se cubren el cuerpo entero con una túnica negra.

“El elemento clave en la ropa de los beduinos es que (además de ser negra) está suelta. Eso hace que se creen corrientes de convección que permiten expulsar el calor del cuerpo más eficientemente”, dice.

Quirantes cita un estudio de los años 80 y publicado en la revista Nature, en el que los investigadores analizaron cómo influía la ropa que usaban los beduinos en la temperatura corporal.

Ese estudio desmitificó la idea de que la ropa oscura nos da más calor.

“Un objeto se ve blanco porque refleja toda la luz que le llega. El negro, al contrario, lo absorbe todo y no emite nada”.

Cuanto más oscura sea la ropa, concluye, más calor absorberá y reflejará menos. Y cuando más clara, hará exactamente lo contrario.

La revista Wired, en una de sus publicaciones, explicó que todos los objetos emiten radiación electromagnética, que en el caso de la ropa, sillas, mesas y otros objetos que no son focos o pantallas, esa luz realmente no es perceptible por el ojo humano, y es precisamente esa luz lo que ayuda a determinar cuáles son los mejores colores para usar cuando hace mucho calor afuera y el sol parece estar empeñado en derretirlo como malvavisco en fogata.

La conclusión de Wired, es que la ropa blanca es muy efectiva para evitar el calor, pero hay casos en los que la ropa negra puede funcionar, ya que “la ropa negra calienta el espacio entre la tela y el cuerpo humano para conducir una corriente de aire ascendente. Esta corriente de aire se suma al enfriamiento del cuerpo y para que funcione, tiene que ser ropa holgada”.

A la hora de elegir el color de nuestro vestuario, la lógica nos empuja al blanco. De hecho, es cierto que este color (y en general todos los claros) en la ropa refleja las ondas luminosas provenientes del sol y evita que el calor se concentre en nuestras prendas. Sin embargo, una ropa oscura ofrece mayor grado de protección contra los rayos UVA que los tejidos claros.

El debate continúa.

Imágenes por: Cortesía