París, Madrid, Barcelona, Londres, Berlín, Roma, Dublin, Lisboa, Ámsterdam, Copenhague… Todos esos sitios increíbles siempre aparecen en la ruta “genérica” de todo aquel que va a hacer un viaje turístico por el Viejo Continente. Pero nunca hay que dejar de tomar en cuenta que allí también hay pequeñas localidades catalogadas como los pueblos más bellos de Europa que son realmente imperdibles.

Uno de esos es Český Krumlov, en República Checa. Su casco antiguo de Bohemia del Sur fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO por su arquitectura, sus elegantes jardines y su complejo de castillos medievales.

En Portugal tenemos a Ericeira, ubicado al oeste del país. Es una de las apenas dos Reservas Mundiales de Surf de Europa gracias a sus espectaculares playas y a sus muy capacitados instructores. La gastronomía del lugar también es increíble.

Pasando por Italia, la recomendación es Bolsena, en la región de Viterbo. Muchos la han calificado como una especie de Toscana con menos gente. Tiene un bellísimo casco antiguo y muchas iglesias, palacios y plazas históricos. El lago de Bolsena es el mayor lago volcánico de Europa.

En Austria aparece Hall in Tirol, en la zona de los Alpes tiroleses. Tiene un centro medieval muy bien restaurado y allí se realizan muchas celebraciones típicas, como el mercado navideño y el festival de Pascua.

Entre los pueblos más bellos de Europa también está Ronda, en Andalucía, España. La ciudad está dividida entre la parte nueva y la vieja y ambos lados se unen por un puente de piedra llamado Puente Nuevo, toda una proeza de la ingeniería.

Si nos vamos al este, en Eslovaquia está Stará �

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