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Un individuo que participa en comportamientos provocativos, ofensivos o perturbadores en las redes sociales es comúnmente conocido como “troll”. Su objetivo principal es generar discordia y molestar a otros usuarios, especialmente en el ámbito político, donde suelen repetir constantemente falsedades con la intención de que los incautos las acepten como verdades debido a su reiteración.

El troll opera en el anonimato, ocultando su identidad y actuando sin consecuencias tangibles, lo que puede tener efectos perjudiciales en individuos y comunidades en línea debido a la falta de responsabilidad asociada.

¿Pero qué es exactamente un troll?

En términos concretos, los trolls son personas que buscan provocar deliberadamente polémica y conflictos con el único propósito de divertirse.

¿Cuáles son sus métodos?

Los trolls generan debates provocativos, utilizan insultos, lanzan mensajes ofensivos y suelen adoptar posturas racistas y homofóbicas. Sus acciones se llevan a cabo en diversos lugares en línea, como foros, blogs y redes sociales. Su principal fortaleza radica en el anonimato, ya que utilizan identidades falsas que les permiten expresar cualquier comentario sin temor a consecuencias o explicaciones.

Debido a la falta de conexión directa con sus víctimas, en comparación con el ciberacoso, los trolls pueden actuar en cualquier momento y de manera espontánea. Sin embargo, algunos trolls pueden cruzar la línea, obsesionándose con un usuario específico, escribiendo en todos sus posteos, enviando mensajes ofensivos por privado e incluso amenazando por teléfono. En estos casos, se considera acoso y debe ser denunciado ante la justicia.

En América, la proliferación de trolls ha llevado a la creación de asociaciones anti-trolls, como http://anti-troll.org/, que buscan que el “trolling” sea reconocido como un delito penal por el gobierno. En Europa, se están implementando cada vez más leyes y normativas para combatir el acoso de estos individuos.

Impacto psicológico:

Los trolls emplean tácticas como el acoso, la difamación y la intimidación para perturbar la paz virtual, lo que puede tener consecuencias graves en la salud mental de algunos usuarios, generando ansiedad, depresión e incluso ciberacoso. Se sabe que hay trolls que han llegado a realizar llamadas telefónicas y enviar amenazas.

Desinformación y polarización:

Los trolls desempeñan un papel crucial en la propagación de desinformación y la polarización al sembrar la discordia y promover narrativas falsas. Esto contribuye al deterioro del diálogo constructivo en línea y fomenta la división en la sociedad.

¿Cómo enfrentar el comportamiento troll?

Es esencial que la comunidad en línea se una para combatir el comportamiento troll mediante la denuncia activa de conductas ofensivas, la promoción de la educación digital y abogando por la responsabilidad en línea. Las plataformas de redes sociales deben implementar medidas efectivas para rastrear y sancionar a los trolls, desalentando así su comportamiento perjudicial.

Existen al menos 10 reglas para contrarrestar el comportamiento troll, pero mencionaremos solo una en este artículo: no responder a sus comentarios. Al ignorar sus provocaciones, se espera que eventualmente se cansen y dejen de realizar comentarios ofensivos en tu perfil. La identificación del troll expone su anonimato, debilitando su principal fortaleza.

Aunque existen diferentes tipos de trolls, su existencia depende en gran medida de la atención que les damos. Al no responder, ignorar y, si es necesario, bloquearlos, perdemos su sentido y quizás incluso su remuneración al final del mes.

En resumen, los trolls en las redes sociales representan una amenaza para la salud de la comunidad en línea y la calidad del discurso público. La transparencia y la responsabilidad son fundamentales para contrarrestar este fenómeno y construir un entorno digital más seguro y respetuoso.