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Rosario ya lleva más de dos semanas sin nuevos casos de coronavirus. Situación similar vive la provincia de Santa Fe en su conjunto. Y hay algo en común que tienen el intendente Pablo Javkin y el gobernador Omar Perotti: prudencia y responsabilidad.

Esta semana, en lugar de liberar actividades sin control y permitir paseos sin sentido, prefirieron ser cautos, aún cuando la provincia y la ciudad están en una situación de control de la enfermedad.

Organizaron horarios diferentes para que el comercio atienda por la tarde y los bancos por la mañana, y prefirieron dejar las salidas de esparcimiento para otro momento.

Por el contrario, Horacio Rodríguez Larreta prefirió seguir otra vía: habilitó comercios en un horario muy amplio (de 11 a 21), restringiendo las salidas por terminación de DNI en pares o impares, algo imposible de controlar en la práctica.

Lo mismo con las salidas recreativas los sábados y domingos, para dar una vuelta de 500 metros / una hora. Si se tarda una hora para hacer 500 metros (o un kilómetro ida y vuelta), estaríamos hablando de que caminaríamos a una velocidad casi ridícula. O habilitaría a que se esté socializando durante una hora en la vía pública.

Si bien las estadísticas hablaban del pico de la pandemia surgida en China para la segunda quincena de mayo en Argentina, el problema parece estar centrado principalmente en Buenos Aires (con excepción de Chaco), complejizando toda la trama económica del país.

Porque si Buenos Aires sigue en descontrol, no habrá vuelos, ni micros, ni viajes, ni poder realizar negocios, ni que la logística del transporte se normalice, ni, ni, ni.

A veces, no hay que hacer editoriales demasiado largos, ni utilizar términos sofisticados para demostrar qué está bien y qué está mal, cuando la realidad está a la vista.