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¿Se pedirá un pasaporte sanitario para viajar?

Europa quiere implementar el pasaporte sanitario, aunque en la práctica sólo el 3,5% de la población europea recibió las dos dosis de la vacuna

La Unión Europea presentó un pasaporte sanitario para permitir (muy entre comillas) una mejor circulación de los vacunados contra el COVID-19, en medio de un debate a nivel mundial por esta medida que reclaman los sectores más golpeados por los efectos económicos de la pandemia como el turismo, pero que también genera rechazo con argumentos que van desde una afrenta a las libertades hasta el poco conocimiento que se tiene todavía de las vacunas y, especialmente, la ínfima cantidad de la población mundial que recibió una dosis.

La presidenta de la Comisión Europea (CE), dio a conocer el proyecto para lanzar el documento, formalmente llamado “Certificado Digital Verde”, que registrará que el portador fue vacunado, es inmune o obtuvo resultado negativo de un examen de PCR.

El comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, se dedicó a aclarar que no se trata de un “pasaporte sanitario”, ante la controversia que genera esta idea, y apuntó que el certificado “no será un requisito previo para ejercer el derecho a la libre circulación y no discriminará de ningún modo”.

Con relación a la vacunación, el documento tendrá en cuenta las cuatro que ya fueron autorizadas para su aplicación en la UE: las de BioNTech/Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson.

O sea, deja afuera a otros fármacos como el Sputnik V o las de origen chino como Sinopharm que pudieron ser administradas a ciudadanos europeos que se encontraban en el extranjero o en países del bloque donde sí están autorizadas como Hungría y Eslovaquia, aunque la UE permitirá que cada Gobierno decida si acepta la certificación emitida por otras vacunas.

El documento será válido en todos los países europeos y la intención de la Comisión es que esté disponible a tiempo para el verano 2021 en Europa (de fines de junio a fines de septiembre), dando cuenta que su implementación fue impulsada por los países que mayores ingresos obtienen del turismo como Grecia y España.

La iniciativa no está libre de criticas y suscita severos cuestionamientos, algunos desde un punto de vista científico.

Tampoco hay conocimientos exactos del tiempo que puede durar la inmunización tras recibir la inoculación y sobre la efectividad de todas las vacunas frente a las cepas ya detectadas y las que podrían surgir.

Además, las campañas de vacunación en la UE lograron que apenas el 3,5% de la población reciba las dos dosis, y por ello se teme una discriminación en perjuicio de las personas que aún aguardan su vacuna.

Bélgica, en particular, se mostró reacia dentro de la UE a la idea de condicionar la entrada a un país europeo a la presentación de un certificado de vacunación, cuando las vacunas no son de administración obligatoria ya que muchas de ellas tienen una aprobación de emergencia ante la pandemia.

Sin embargo, este concepto no es nuevo y muchos países imponen la obligación de vacunarse de ciertas enfermedades para entrar en su territorio, como puede ser el caso de la fiebre amarilla, aunque en este caso, la vacuna ya tiene una difusión mucho mayor y hay vacunas disponibles en casi todo el planeta.

En ese caso, los centros de salud entregan una cartilla de vacunación amarilla, oficialmente llamada “Certificado internacional de vacunación o profilaxis”, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Si se aprueba el certificado, que aún debe ser negociado con el Consejo y la Eurocámara, la Comisión también pide que sea una medida “temporal” que sea suspendida en el momento en que la OMS declare el final de la emergencia sanitaria, pero que podría ser reactivado en el futuro en caso de nuevas pandemias.

Esta información fue originalmente publicada por CONOCEDORES.com®, la revista de viajes más leída de Latinoamérica.

Imágenes por: cottonbro vía Pexels