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El verano 2024 en Argentina se presenta como una temporada atípica, marcada por un drástico recorte en el gasto y la adopción de estrategias para maximizar el ahorro sin descuidar lo esencial. La escalada inflacionaria, con un avance acumulado del 211,4% en 2023, ha dejado su huella en las costumbres y conductas de los turistas que visitan las playas del país.

Según Pedro Marinovic, presidente de la Asociación Empresaria Gastronómica y Hotelera de Pinamar (AEHGP), la llegada de turistas con mal humor y la baja en la ocupación reflejan el impacto económico. Aunque más del 70% de los visitantes llegan en vehículos propios, el promedio de estadía ha caído a cuatro noches.

La “turismo espontáneo” ha surgido como una nueva tendencia, donde las familias, motivadas por ofertas de hoteles, realizan viajes de último momento. En contraste, el sector gastronómico enfrenta restricciones en el consumo, con un notable regateo de precios. La temporada, según Alfredo Baldini, presidente de la Cámara Empresaria de Turismo de Pinamar, refleja un descenso del 25% en la ocupación, comparado con el año anterior.

El presidente de AEHGP, Juan Ignacio Serra, destaca la preocupación por los altos costos, mencionando que una pareja que pasa cuatro días en la costa fácilmente gasta $500,000. Con un inicio atípico y pronósticos poco alentadores, el verano 2024 plantea desafíos significativos para la industria turística argentina.